Sí, juego. Tensión, incertidumbre, destreza, habilidad… Acción libre, según reglas obligatorias, que tiene su fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y de la alegría de actuar de otro modo que en la vida corriente.
Los niños son jugadores y lectores perfectos: todo lo hacen con la mayor seriedad. En el fondo, el juego es la única actividad universalmente seria; ahí no vale el escepticismo. Por muy incrédulo y descreído que uno sea, si se quiere participar no hay más opción que atenerse a las reglas. Solo quien respeta esas reglas, o al menos las conoce y utiliza, puede vencer… Ocurre lo mismo al leer un libro: hay que asumir la trama y los personajes para disfrutar la historia.
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